miércoles, 17 de junio de 2009

El arte de volar, de Altarriba y Kim

El arte de volar reconstruye la vida del padre de Antonio Altarriba a partir de sus recuerdos, marcados por hechos como el nacimiento en un pueblo agrícola y demasiado atado al trabajo y la posesión de la tierra, la vivencia de la guerra civil, el exilio en Francia, la realidad brutal de la posguerra o la vejez en una residencia de ancianos.

Al ponerse en la piel de su padre cuenta su historia de modo intenso y sincero, presidido, creo, por el respeto y la voluntad de comprender, en la que encaja y se acepta todo lo vivido: la lucha, las ilusiones y frustraciones paternas, un error matrimonial o un suicidio que se percibe como una forma de coherencia.

Maravillosamente dibujada por Kim, es un cómic que no se puede dejar de leer de un tirón. Yo mismo, de hecho, preferí ayer cambiar mi coche por el tren en un viaje que tenía para poder acabarlo, pues lo había empezado la noche antes. Y tuve la suerte añadida de poder asistir un rato a la presentación que hicieron en Panta Rhei (otro descubrimiento, una librería especializada en el mundo de las artes visuales contemporáneas que me encantó, de esas en la que cada libro a la venta lo está con un sentido, que también edita y expone).

Da gusto ver a un editor como Paco Camarasa orgulloso de su obra, a un público muy expectante, y a los presentadores, Fernando Marías y Felipe Hernández Cava, reflejar tanto su conocimiento como sobre todo su amistad y admiración por el trabajo de Altarriba y Kim. Como dijeron, esta obra gustará mucho a los lectores, incluso los no habituales de los cómics (como refleja la entusiasta reseña que apareció ayer en la prensa de Vocento), y entre sus muchos valores tiene el de que hará pensar en sí mismos a quienes se acerquen a ella: a su relación con sus padres o abuelos, a sus recuerdos, a su vida en perspectiva…
Aunque las comparaciones suelen ser odiosas, más que nada son innecesarias, y en este caso la más común está siendo la de considerarlo el Maus español. Pues eso, es una referencia lógica pero innecesaria para una lectura emocionante y obligada, publicada en una tirada corta (mil ejemplares numerados), que supongo dentro de poco habrá de reeditarse de una u otra forma a pesar de que ésta sea una edición etiquetada como "única".
En la foto, Felipe Hernández Cava y los autores, Altarriba y Kim, escuchan la intervención de Fernando Marías (que no me cupo en la foto...).

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