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Se trata de una edición muy cuidada, con unos dibujos bellísimos, detallados y delicados, y que concluye recordando y homenajeando a Jiro Taniguchi.
Se nos cuenta el crecimiento y la "educación" de la niña, incluyendo el sometimiento a otras geishas, la iniciación sexual, el refinamiento en las formas, la fuerte disciplina... pero todo ello se enmarca también en lo que era la cultura y la sociedad japonesas en los primeros veinte años del siglo XX, atravesada también por uno de los destructivos terremotos de Tokio o los pequeños cambios culturales por el tímido acercamiento a Europa.
Un recurso de la historia es el proceso de aprendizaje que hace la muchacha en el shamisen, un instrumento musical que le sirve de desahogo, expresión artística y refugio. Pues la geisha aún aceptando su condición también vivió el amor desgraciado, el recuerdo de los padres abandonados o el matrimonio infeliz.
Una historia conocida pero que siempre emociona en todas sus versiones, y este documentado y extenso cómic no es una excepción.
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