Todos son igualmente aceptados y escuchados, y se sienten cómodos compartiendo menú: desde el ama de un club de sadomasoquismo a su cliente.
A través de los encuentros en torno a la comida que todos paladean se conoce mejor la sociedad japonesa, a mucha gente de la noche pero gente corriente con sus deseos y frustraciones. Gente que a veces busca amistad, ser escuchada o que se le de el pequeño capricho de tomar unas salchichas de pescado o se le cocinen unas setas o un plato de cerdo con cebolla con un corte particular.

Personajes que a pesar de sus extrañas dedicaciones o aficiones culinarias nos resultan muy creíbles, y conocerlos resulta entrañable y divertido.
El encanto de las historias ha hecho que tengamos serie en Netflix, ya con dos temporadas de Midnight Diner: Tokyo stories.
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