Irmina, de Barbara Yelin, ofrece un nuevo punto de vista en las historias gráficas sobre el nazismo: el de alemanes "normales" que se fueron acostumbrando a aceptar o convivir sin cuestionar el régimen nazi conforme éste se iba asentando o directamente avanzando en sus atrocidades.
La autora nos cuenta la historia de su abuela, una chica alemana inquieta, decidida y amante de las grandes bibliotecas que con diecinueve años se va a Inglaterra para estudiar en una escuela de Comercio. Allí soñará con una vida independiente y se enamorará de un brillante estudiante negro de Oxford. Sin embargo, la falta de recursos económicos la hace volver a la Alemania en que a mediados de los años treinta se estaba afianzando el nazismo, y poco a poco se va dejando llevar por la ideología y la forma de vida que se había hecho predominante casi de forma coactiva a través de las relaciones sociales.
Las aspiraciones del que será su marido (un arquitecto deseoso de que Hitler le encargara alguna de la gran obra pública representativa de la superioridad y grandeza alemana) y su progresiva permeabilidad a la ideología nacionalsocialista la irán haciendo no mirar -de forma consciente o no- a los acontecimientos y las noticias de su entorno: la detención y tortura a los judíos, los robos de sus propiedades, los envíos a campos de concentración...
Es un cómic por tanto que produce tristeza e incomodidad en el lector, al sentir cómo las circunstancias van alejando a la protagonista de sus sueños y la van a su vez sumergiendo en una sociedad sórdida y cruel, de la que es partícipe casi sin querer.
El cómic tiene muchas lecturas, como explica en el epílogo el historiador Alexander Korb: desde el más sociológico, vinculado a la vida cotidiana durante el Tercer Reich, al de la formación de la ideología de la "Comunidad Nacional" alemana que justificaba la aniquilación judía o los estudios de género y las limitaciones de la mujer en el ámbito académico, laboral, político y familiar.
En una lectura actual puede hacernos pensar también sobre nuestras propias insolidaridades, en una sociedad en la que tenemos la pobreza en la calle o en la infancia, el rechazo a las personas inmigrantes, la soledad en la vejez, las grandes catástrofes humanas por las guerras o el cambio climático mientras miramos para otro lado...
La pequeña anécdota a recoger finalmente es esa visita a la biblioteca de Oxford que hace la joven Irmina guiada por su amigo Howard, y en la que tendrán que pasar por el control de una culta pero reticente bibliotecaria:
sábado, 17 de agosto de 2019
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1 comentario:
me lo acabo de reservar :)
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